Lo que más me gusta del casco antiguo de Split es que es el lugar perfecto para pasear por callejones históricos, en los que encontrarás bellas sorpresas en casi todos los rincones. Conocido por su comida, (¡el gelato es imprescindible!) te encontrarás con muchos pequeños cafés, restaurantes y bares con encanto.
Habíamos planeado reunirnos con un célebre chef local en el encantador mercado verde de Trogir para dar un paseo por el mercado y hacer compras, pero no pudimos debido a la lluvia. En su lugar, fuimos al local privado del chef en las laderas del monte Kozjak, con vistas a la bahía de Split, y disfrutamos de una comida exquisita con maridaje de vinos.
Split es también el punto de partida perfecto para explorar los parques nacionales, visitar una de las playas más espectaculares de Croacia y saltar de isla en isla, que era lo siguiente en mi viaje.
En la isla de Hvar, me alojé en el Maslina Resort. Recién inaugurado el verano pasado, se encuentra en la ciudad de Stari Grad, protegida por la UNESCO, y está rodeado de unos impresionantes 30.000 metros cuadrados de olivos y pinos. Cada detalle de mi estancia parecía haber sido diseñado para mejorar el bienestar mental de los huéspedes.
También nos detuvimos en Ston para vivir una de las experiencias que más esperaba: visitar la granja de ostras. En una visita privada con un agricultor local, aprendimos cómo se cultivan las ostras mientras las comíamos recién sacadas del mar. También hicimos una parada en su isla privada para degustar mejillones alla buzara, un plato tradicional dálmata preparado únicamente con aceite de oliva y hierbas locales, todo ello aderezado con rakija casera, similar al brandy.
Mi última parada en Croacia fue Dubrovnik, la Perla del Adriático. Puedo decir sinceramente que ahora es el momento de visitar esta ciudad. No hay cruceros, por lo que las multitudes son menores, y se puede aprovechar y recorrer las murallas de la ciudad. Sugiero llegar temprano, alrededor de las 8 de la mañana, y explorar el casco antiguo después. Una visita obligada: buscar el Buza Bar en el casco antiguo, una joya escondida en la ladera de un acantilado, para tomar una copa al atardecer.